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Averías habituales en turbinas de vapor

La turbina de vapor es un equipo sencillo, bien conocido y en general con un sistema de control que tiene como objetivo evitar las averías graves. Igual que sucede en otras máquinas térmicas, detrás de cada avería grave suele haber un problema de diseño o de construcción, pero son mucho más comunes las negligencias de operación, ya que las turbinas suelen ser equipos diseñados a prueba de operadores. Dentro de esas negligencias graves están algunas muy habituales: repetir el arranque de una turbina una y otra vez a pesar de que el sistema esté indicando un problema; desconectar seguridades o elevar los límites de disparo de éstas; entrada de agua por la entrada de vapor, debido a fallo en el control de temperatura de vapor vivo y del enclavamiento oportuno; y por último, no llevar un control adecuado de la calidad del vapor.

 

Por Santiago García Garrido (  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. )

www.santiagogarciagarrido.com

 


Las turbinas de vapor son responsables de una buena parte de la generación eléctrica en el mundo, y entre ellas, en tres tipos de plantas que tienen que ver con la generación eléctrica a partir de fuentes renovables, residuos y cogeneración: las centrales de biomasa, las centrales termosolares y las centrales que cogeneran calor y electricidad. 

Del análisis de las averías más graves y frecuentes en turbinas de vapor en estos tres tipos de plantas se desprende una conclusión casi inmediata: la inmensa mayoría de las averías son producidas por una operación y/o mantenimiento negligentes.

Entre las negligencias habituales de operación, figuran al menos tres: repetir el arranque de una turbina una y otra vez a pesar de que el sistema esté indicando un problema; desconectar seguridades o elevar los límites de disparo de éstas; entrada de agua por la entrada de vapor, debido a fallo en el control de temperatura de vapor vivo y del enclavamiento oportuno; y por último, no llevar un control adecuado de la calidad del vapor. 

Entre las negligencias de mantenimiento que conducen a averías más o menos importantes están las siguientes: no analizar el aceite o no hacer caso a las recomendaciones del analista, no analizar las vibraciones o no hacer caso de las recomendaciones del informe realizado tras el análisis, no reparar averías menores y esperar a que se conviertan en graves y no realizar adecuadamente determinadas tareas, como el alineamiento o el mantenimiento de válvulas.

 

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